Queridos Champa 60A,
Algunas cosas nos han golpeado en los
últimos tiempos. Son golpes que cada vez sentimos más. Hace pocos días, el 10 de febrero, se nos fue el Japonés, nuestro querido Emilio Gahan. Nos tomó por sorpresa, por lo menos a mí, y sentimos un dolor intenso. Ya son más los que se fueron que los que quedamos. Ni qué hablar del momento en que se nos fue Ovidio, el 2 de enero. Una pena infinita. Estuve en el Memorial, allí escuché sus palabras grabadas para la hija, no saben la emoción que sentí.
Qué
bueno que Octavio nos invitó a este evento glorioso, único, Las
Lilas. Porque entonces nos juntamos unos cuantos. Siempre somos
unos 12 a 14, esta vez fuimos 13. El Pote, anunciado, nos falló.
Con lo que tanto nos habíamos ilusionado de verte, Devoto
Stöcker, hijo de Irene. Dios quiera que estés bien.
Ser 13 significa ser casi todos. El Chus
Duverges dio su parte de ausente, muy completo,
gracias. Ojalá estés cada día mejor.
De Eduardo el Lindo ni noticias, cómo se
nota tu ausencia!
El Monseñor no sólo no aparece, tampoco
contesta los mails. Lo extrañamos enormemente, a él y a sus
bendiciones. Delfino casi casi se está convirtiendo en caso
parecido al del Solísimo Romero.
Martín, a quien incluí en este mail,
desapareció de nuestros registros en septiembre de 2017. Nadie
sabe con certeza las razones. Circularon ayer versiones de que
se había ofendido por alguna razón. Pero no hubo acuerdo de cuál
podía ser tal razón. Cualquiera sea la causa, esperemos perdones
a quienes sin darse cuenta te ofendieron y que vuelvas al redil,
Martín. Ojalá.
O
sea que somos 18. Y si visitan el sitio llamado Fechas
Sagradas (https://champa60a.blogspot.com/p/blog-page.html) encontrarán que desde que armamos este grupo, a
partir de los almuerzos en El Navegante, año 2002 en mi caso,
hemos perdido a 16 de los nuestros. El primero en dejarnos fue
Guillermo Piñón, amigazo, el 11 de febrero de 2006.
Por eso que Las Lilas es tan importante,
gracias Octavio!!
Todos sabemos de memoria qué nos espera en
Las Lilas, una suma de placeres
que conocemos. Aunque debo decir
que la carne que comí ayer debe ser la más exquisita de las que
comí en mi vida. Deslumbrante!
Era uno de esos malditos y frecuentes días
llenos de piquetes en el camino. Yo tuve suerte, sólo
demoré seis minutos, era el séptimo. Poco a poco fueron llegando
los demás, aunque Octavio llamó para decir que venía atrasado.
Finalmente pudo superar los piquetes, una hora de lucha y
comenzamos a las 14. "Podrían haber empezado sin mí", me dijo.
"Aquí nada pasa sin tus órdenes,
Octavio".
Me tocó estar pegado al Joven Young, con lo
cual disfruté de sus torrentes de conversación. Antonio no se
perdería por nada del mundo estos encuentros, son un gozo
inmenso para él. Contó su visita a los pagos de sus ancestros,
allá en Escocia. Visitó un pueblo a unos 150 km al sudoeste de
Glasgow, no recuerddo el nombre. La iglesia estaba cerrada, pero
cuando descubrieron quién era el visitante fue júbilo en el
pueblo. Lo llevaron a la taberna, lo invitaron a comer algo.
Eran las diez de la mañana. Sólo había sopa. "Estaba buenísima",
opinó. Muy escocés todo.
El Beto Amadeo, más elegante imposible, nos
entretuvo como en los mejores tiempos.
El Funcionario, al que hace mucho que no
veíamos, de pronto nos regaló uno de los chistes que contaba
Kiko, un homenaje a él. "No los cuento con la misma gracia",
aclaró. De paso nos invitó en próxima data a un Bodegón que hay
en la Boca. "No lo conozco, dicen que está muy bueno. Eso sí,
vayan con cuidado, es zona peligrosa". Esperamos tus noticias.
De pronto arrancó un tema sobre la batalla
de la Vuelta de Obligado. Intervenían muchos, Diego, Ricardo,
también Young y Amadeo. Pero en un momento la sorpresa fue
cuando el Almirante le preguntó un dato sobre uno de los barcos
a Pizutti. Después de un breve silencio, el aludido confesó un
"no me acuerdo". Casi nos desmayamos de la sorpresa. No recuerdo
que haya pasado antes algo así con nuestro Funes el Memorioso.
El Aviador, que casi se había borrado para
el magno evento, apareció con paso trémulo. Poco a poco se
recupera de sus bypasses y cirugías.
No supe de qué hablaban el Benjamín, Don
Atilio y Juanca, pero me parece que la pasaron fenómeno. Como
Freddy, radiante como nunca, enfrente de ellos.
Todo espectacular. Muchas gracias, Octavio.
Brindamos setecientas veces: con el champagne, con el vino, con
la grapa y con el lemoncello. Por los que nos dejaron, por
nosotros, por Octavio.
Lo dije o no lo dije?? La carne es la mejor
del mundo, al menos para mí.
Un abrazo a todos.
Mil gracias, Octavio, tu evento nos convoca
más que ninguna otra cosa.
Hernán
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